Entrevista Pablo Martínez Osés

Convertir la cooperación en acción política colectiva para la convivencia global

Entrevista con Pablo Martínez Osés, autor del Informe de Cooperación Internacional para la Justicia Global 2023. Repensar el sistema ante el fracaso del paradigma desarrollista, de Oxfam Intermón

La cooperación internacional necesita un cambio y no hay más tiempo que perder. Para conversar sobre ello, otras ideas claves y reflexiones, Pablo Martínez Osés, autor del Informe de Cooperación Internacional para la Justicia Global 2023. Repensar el sistema ante el fracaso del paradigma desarrollista, de Oxfam Intermón conversó con nosotros para profundizar sobre el debate.  

The Sherwood Way (TSW): Si te preguntan en la cena de Navidad qué es eso del fracaso del paradigma desarrollista, ¿qué dirías?

Pablo Martínez Osés (P.M.O.): Que no hay pavo para todas las personas presentes. Que cada año el pavo es de peor calidad, con menos sabor, aunque más engordado artificialmente. Que siempre lo cocinan las madres. Que ninguno sabemos cómo nace, crece, se alimenta o se mata un pavo para una celebración. Que apenas un tercio de las personas que habitan el mundo celebran la Navidad. Que ya no se puede vivir lo cotidiano sin tener en cuenta sus consecuencias en otros territorios, otras poblaciones y en el planeta. Y que no sirven los buenos deseos propios de la Navidad como que ojalá algún día todas las personas tengan pavo. Es materialmente imposible. Ese es el fracaso del paradigma desarrollista.  

TSW: Llevamos un tiempo largo hablando de cambio de modelo o paradigma de desarrollo, una palabra muy utilizada en el sector, pero ¿a qué nos referimos en concreto?

P.M.O: El mainstream viene asumiendo desde hace años la necesidad de un cambio de modelo, por lo general añadiéndole calificativos (desarrollo humano, desarrollo con equidad, desarrollo sostenible) en una especie de gatopardismo. Otras tradiciones de pensamiento más críticas llevan años cuestionando el carácter sustantivo del mismo concepto por su carácter colonial e imperial (postdesarrollo y cosmovisiones alternativas desde otras culturas y perspectivas).

En nuestro caso, para ser muy precisos, nos referimos a un cambio en las actuales relaciones de poder en sus múltiples dimensiones que configuran la realidad (y las aspiraciones) de la sociedad actual. Nos referimos con ello a las relaciones de poder que articulan el patriarcado, el capitalismo y muy particularmente el predominio del capitalismo financiarizado, y las relaciones entre países que hemos llamado tradicionalmente como relaciones Norte-Sur.

TSW: En el informe que has publicado hay palabras gruesas que señalan como “un racismo estructural atraviesa las relaciones de la cooperación y se reproduce en los lenguajes, objetivos, estrategias e instrumentos de manera sistemática”. Dinos ¿qué hacemos, quienes trabajamos en la cooperación, para no caernos de la silla?

P.M.O: ¿No caernos de la silla es no asustarnos? Si es así, poco se puede decir. No deberían parecernos palabras gruesas. Deberíamos ser conscientes, de manera primordial, de cuál es nuestra “situación”, de cuáles son nuestros privilegios y con qué frecuencia e intensidad nuestra “silla” es una representación de esos mismos privilegios. A lo mejor hemos de bajarnos antes de caernos. Esta toma de consciencia primordial y seria, no impide que puedan hacerse muchas cosas.

Tal vez sea útil un símil para los hombres que nos escuchen: a menudo el avance del feminismo nos cuestiona en nuestra masculinidad, hay a quien este cuestionamiento le paraliza, entristece o frustra. Seguir adelante siendo hombres feministas requiere renunciar activamente a muchos privilegios con los que hemos vivido históricamente. Y lo hacemos convencidos de que hacemos un mundo mejor de esa manera. ¿No es posible abordar una reflexión compartida sobre las relaciones implícitas y explícitas que se reproducen cotidianamente en nuestro trabajo que cuestione la evidente herencia colonial del sistema de cooperación?  

TWS: Vayamos a lo concreto, imagina te reúnes con el director de la cooperación irlandesa, estadounidense, sueca, china y brasileña, ¿qué les diría que tienen que cambiar?

P.M.O: Tres líneas de trabajo concretas, destinadas a generar un marco ambicioso como el que urgentemente tenemos que establecer para responder a los desafíos globales:

  1. Convertir el actual marco de la Ayuda Oficial al Desarrollo en un fondo de contribución global de carácter obligatorio (mínimo 0,7% AOD/RNB), destinado a la reparación de las desigualdades y los daños. Que incluya financiación beyond ODA, particularmente la denominada financiación climática y la persecución decidida de las prácticas de elusión y evasión fiscal hasta la erradicación de paraísos fiscales.  
  2. Establecer un acuerdo urgente para que la gobernanza de ese fondo sea democrática y transparente, delegada en las Naciones Unidas desarrollando el actual Foro de Cooperación del ECOSOC (Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas) y garantizando la participación de representantes de las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales en su gestión.
  3. Establecer como prioridad en sus gobiernos y en su actividad multilateral el marco de coherencia de políticas, de manera que la cooperación deje de ser una política subsidiaria de los intereses nacionales y geopolíticos, y comience a ser una acción política colectiva para la convivencia global y la sostenibilidad de la vida. Esto permite revisar y transformar políticas denominadas domésticas a la luz de sus impactos ecosociales y en derechos humanos mediante el análisis de los impactos transfronterizos e intergeneracionales de las mismas. La Agenda 2030 (en su comprensión transformadora) puede ser un punto de referencia para este tránsito.  

TSW: “Repolitizar la cooperación”, cuéntanos un poco más de esta idea

P.M.O: Parte del convencimiento de que la cooperación no puede seguir presentándose como una intervención neutral y técnica. Es evidente que así, tan sólo puede aspirarse a quedar neutralizada y tecnificada, con perdón por el juego de palabras. No podemos afirmar que la finalidad de la cooperación es resolver las causas de los conflictos desconociendo que dichas causas presentan una naturaleza política, es decir, basadas en las relaciones desiguales de poder. La sugerencia es reflexionar sobre la repolitización en tres esferas o ámbitos interrelacionados:

a) La cooperación como actor político, anclado en la dimensión de la participación activa de la ciudadanía, lo que nos remite a renovar nuestra relación con lo que habitualmente hemos llamado base social y nos puede encaminar a superar la actual crisis de desafección e irrelevancia.

b)La cooperación como contenido de una política, que se vincula al potencial transformador de las desigualdades que tienen las políticas públicas, lo que nos remite a reforzar nuestro trabajo de análisis y comunicación políticas y nos puede encaminar a superar la excesiva tecnificación y burocratización de nuestra actividad y con ello la brecha entre discurso y acción que es una constante en la cooperación.

c) La cooperación como resultado, relacionando estrechamente los resultados de la acción con las transformaciones de las relaciones de poder que configuran las injusticias, lo que nos remite a modificar narrativas centradas en “salvar vidas” hacia otras más complejas que den cuenta que cómo se producen los cambios sociales duraderos y nos permite ampliar la relevancia de la acción cooperativa de todos los actores, con la idea general de que la cooperación no sólo compensa fallos del mercado sino que ofrece mejores resultados que las lógicas competitivas, etc.

TSW: Las organizaciones sociales desde el Sur global muchas veces piden cosas que no tendrían que ser tan difíciles a las ONG. Sin embargo, cuesta, por ejemplo: apoyo a sus agendas, compromisos a largo plazo, mayor flexibilidad para en uso de los recursos, apoyo ante contextos de cierre de espacios, reducir la carga cada vez mayor carga burocracia, ¿qué recomiendan?

P.M.O: Esto tiene una relación muy directa con la pregunta anterior de la “silla”. Es preciso preguntarse por qué son tan difíciles para las ONG. En mi opinión, creo que de manera general la “cadena de la ayuda” sigue estando bien representada por su verticalidad, donde tienen más peso las normativas, principios, valores, intereses y obligaciones de las ONG del Norte que las de sus colegas del Sur global. ¿Cómo negar que esto es básicamente una relación de rasgo colonial? La recomendación principal sería atreverse no sólo a escuchar, sino principalmente a cambiar prácticas concretas, todas aquellas que configuran esas dificultades. Nuestra propuesta de investigación desea trabajar en esa línea para explorar visiones y propuestas concretas a partir de todas las visiones que apuesten por revertir esa relación desigual.  

TSW: Un “avance discursivo para una pendiente culminación reglamentaria” referido a la cooperación española, qué os referís con eso, ¿mucha palabrería y poca acción ¿es extrapolable a otros actores?

P.M.O: Es evidente que la actual ley de cooperación ha actualizado todo el discurso sobre la cooperación que queda bien reflejado en el preámbulo de la misma. Pero en el resto del articulado (y a la espera de los desarrollos reglamentarios que están por realizarse y aprobarse) … ¿alguien puede confirmarme algún cambio sustantivo, que no sea de nueva denominación o así? El análisis al que haces referencia se limita al contexto de la reforma legal e institucional del sistema de cooperación oficial español, pero sin duda que, la mencionada brecha entre discurso y práctica es tan frecuente e intensa en el mundo de la cooperación que casi ya estamos acostumbrados…

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